Actualmente vemos en todos los medios masivos publicidades que están en desacuerdo con la violencia. Y esto está muy bien: se arman campañas, maratones, días nacionales e internacionales de la lucha contra la violencia… pero ¿cómo puedo hacer efectiva mi práctica de no-violencia?
Lo primero, como en cada acto, será tomar conciencia del ejercicio que uno mismo hace de la violencia. Pareciera que “la violencia” habita del otro lado de la frontera, es ajena. Lo cierto es que en mayor o menor medida, todos ejercemos algún grado de violencia hacia otros o hacia nosotros mismo.
Desde una actitud amorosa podemos a proponernos tomar conciencia de las formas en que ejercemos la violencia: sin juzgar, sin criticar, sin generar culpa, manteniendo una actitud observadora, intentaremos hacer consciente cómo se manifiesta la violencia en nuestras vidas cotidianas.
¿Pero cómo puedo darme cuenta de esto?
Tal vez notes que otros te llaman la atención porque tienes una manera poco amable de decir o pedir las cosas. Tal vez andes por ahí dando algunos coscorrones a seres queridos (empujones que parecen inofensivos para ti). Puede ser que las cosas que cuentes no sean del todo ciertas sobre otras personas, ni del todo bondadosas.
También podría pasar que permitas que otros te falten el respeto, desde diferentes niveles.
Como vemos, existen diferentes niveles donde la violencia se ejerce, por acción u omisión.
Una vez que he podido tomar consciencia de cuál es mi situación, puedo echar luz sobre ello: si antes pedía las cosas en un tono de voz demasiado impetuoso, entonces podría proponerme aunque sea una vez a la semana, o una hora al día, prestar plena atención a decir y pedir las cosas de la manera adecuada, manteniendo el respeto.
Si antes lanzaba cosas o daba empujones a la gente, puedo proponerme un tiempo a la semana o dentro del día para respetar el espacio del otro conscientemente. ¡En este universo hay lugar para todos!
No es necesario llegar a límites dramáticos para darnos cuenta de la violencia que ejercemos.
En otras palabras…
-Hay que ser sincero con uno mismo con respecto al grado de violencia que se ejerce.
-Tengo que ser realista con el tiempo que realmente puedo dedicar al trabajo de desterrar de mí la violencia: una hora al día, un momento en la semana (durante mi práctica de Ayur Yoga Vital, por ejemplo), etc.
-Cuanto más consciencia tomas, más sensible te vuelves con respecto a esto, y puedes anticiparte a reacciones e impulsos que antes nacían de tí.
-Es importante notar que no estamos hablando de negar ni de reprimir nada, todo lo contrario: se trata de tomar conciencia del grado de violencia con el que estamos conviviendo, y el tiempo real que puedo dedicarle para modificar mis hábitos.
-Un buen momento para ejercitar estos pasos son durante tus prácticas de Ayur Yoga Vital, o sobre alguna otra actividad (como cuando ordenamos la casa, salimos de paseo…). Puedes preguntar: ¿Qué actitud tomo frente a la clase? ¿Qué actitud tomo conmigo mismo? ¿Cómo reacciono cuando no logro alguna consigna?
Es fácil. Es simple. Es práctico. Y sobre todo, es la manera más real de librar a nuestras sociedades de la violencia comenzando por uno mismo.